sábado, 17 de agosto de 2013

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Silencio


Víboras de mar lamen mis muñecas. Se alimentan de mi desesperación y duelo.

Como inevitable susurro de río angosto, se extiende por mi cuerpo una lúgubre y punzante señal de dolor atenazante que me hiere el alma. 
Ha desaparecido. 
Se ha ido a donde no puedo seguirla.

Mis heridas no sanan. La marea me mueve con su compás de barlovento, llevándome a la orilla de una playa sin nombre.

Pero yo no escucho nada.

El pelo se enmaraña en mis ojos, como si intentase protegerme de este mundo sin sentido. 

Pero fracasa.

La luz de un sol indiferente me despierta la cara. Un sol gris, tenue e indiferente.

Intento moverme, como recurso a saber si sigo vivo o muerto. 

Mis manos no responden, no rugen, no aman.



Camino a casa

miércoles, 22 de agosto de 2012

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Hoy me encuentro aquí, aterrado. Hay un agujero que se me extiende por dentro, lleno de sombras y de recuerdos. Ya no queda nada del Edén que ella y yo soñamos. Ahora solo queda silencio.


Entré en el pueblo crudo, en cuyas ventanas el hambre grita mudo a la calle, pidiendo clemencia. El paso se me aceleraba junto con el latido de mi corazón. Sabía que las nuevas no eran alentadoras pero esto, esto no era lo que yo esperaba.

Pero lo peor es el haber visto el cráter que era mi hogar. Sepultado entre escombros aún ardientes, encuentro mis trabajos, nuestras historias, teñidas de miedo de ceniza. 

No hay rastro de ella.

Con un escalofrío, recorro con la mirada el entorno y entonces lo diviso: El barranco. Y noto la vida escapar por mi garganta gritando su nombre.

Aparece mi vecino. Está flaco, muy flaco, demacrado por una guerra que no debió existir. Su rostro esconde una terrible verdad. 

"Lo siento. Los soldados vinieron y ella, antes que entregarse...Se ha marchado a un lugar donde no puedes seguirla. " - Me dice, señalando el borde.

"Ella no se ha marchado"- Susurro, conmocionado.-"Me la han arrancado de mi lado cuando más la necesitaba. Y he de irme con ella ahora mismo...". No hay más palabras que broten de mi boca. Me dirijo al límite, me dispongo a lanzarme con las lágrimas de cristal asomando de mi vista cansada. Me siento solo, vacío, ya no puedo respirar más. No sin ella, no sin verla de nuevo. Solo existe una salida...

Un disparo me saca de mi pensamiento enloquecido. Me quema la espalda. Me arde el alma, que se desangra de dolor. Jamás he conocido dolor semejante. Resuena de nuevo el disparo en la oscuridad, y veo a mi vecino caer de bruces, inerte.

"Vaya, pero si hemos cazado otros dos rojos de mierda" - Oigo al comandante. -"Mira mira, este parecía a punto de saltar".-Me da la vuelta en el suelo y por fin le veo la cara.-"Vaya, yo a tí te conozco... El chupatintas ese con delirios de Cervantes...Ya nos comentaron que a lo mejor te dejabas caer por aquí. Y hablando de caer..."- Su rostro se torna envalentonado, con un deje de locura ocular. -"La muchachita esa que estaba en tu casa era una delicia, lástima que tropezara cuando intentábamos divertirnos con ella." 

Intento revolverme. El tipo me encañona y me susurra al oído, con una voz seca y diabólica: "Ten cuidado, Quevedo, que soy de gatillo fácil. ¿No te duele la espalda?"-Me da la vuelta, dejándome boca abajo-" Quizá te pueda ayudar a calmarte un poquito."

Noto como presiona la herida con su bota, y me empiezo a desvanecer. Cada átomo de mi ser grita de dolor, esto tiene que ser irreal, absolutamente surrealista. Nada de ésto puede estar ocurriendo, nada puede ser verdad. Y ella...

La memoria me devuelve su sonrisa como posdata a mis recuerdos, y una fuerza se apodera de mí. Me revuelvo, golpeo el rostro de ese tipo. Nos enzarzamos en un intercambio de golpes. Sus camaradas nos miran, sin saber que hacer. Uno de ellos encañona, pero no dispara por miedo a herir a su jefe.

El comandante ordena abrir fuego contra mí y se distancia. No lo pienso. Me lanzo a un lado, y ruedo por la ladera del barranco. Apunto estoy de despeñarme, de no ser por un pequeño saliente. Me sujeto, me va la vida en ello, y me quedo cubierto. Cierro los ojos, los oigo alejarse.

Y lloro en silencio por nosecuántas horas.

 El viento me precipita en el mar, como si mi cuerpo de una roca más se tratara. Del descenso, no pienso, no siento. No recuerdo nada más.

Gritos de hambre

miércoles, 6 de abril de 2011

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25 de Marzo, 1939

Caminos de tierra y sangre, de lodo y pesadilla. Miro hacia los lados, contemplando las casas derruídas, testigos inamovibles de las tragedias que se han venido sucediendo en este pueblo en los últimos dos años.

Son testigos de muertes prematuras. Fueron manchadas de sangre y muerte sus paredes. Fueron arrancadas su belleza y juventud por los estragos de la guerra.

Miro hacia delante, obligándome a retener las lágrimas. Todo es lo mismo. Un paisaje se repite tras otro, un horizonte que no se mueve, un sol abrasador que sigue a una luna fría, indiferente.

Caminamos cada vez más al norte. Cada vez los días son más cortos, las noches más largas y frías. Pero resistiré, una llama incendia mi pecho: Una fiera determinación ha nacido en mi ser, se ha extendido por todo mi cuerpo como una infección. Debo sobrevivir, debo perdurar más allá de esta maldita guerra, para poder volver a disfrutar de su abrazo, de sus caricias, de sus ojos.

Pero...A veces imagino... Las noticias no son nada alagüeñas: la guerra se ha extendido más allá de las zonas de batalla. El hambre asola poblaciones enteras. Y una de ellas es nuestro paraíso. Muchas veces desaría correr y correr hasta llegar a mi hogar, a verificar que está bien. Pero sé que si lo hago lo más probable es que me disparen. Y conmigo, morirá el sueño de volver a verla. Y no puedo morir. No puedo. No es arrogancia, es una triste certeza: Si muero en acto de servicio, ella tendrá los honores de ser viuda de un soldado, y sé que cuidarán de ella. Pero si muero por escaparme, si me sorprenden en cualquier momento, ella será repudiada y la sumirán en la miseria y el hambre. La condenaría aún más severamente de lo que ya lo he hecho trayéndola aquí.

***

1 de Abril, 1939
Han llegado noticias: La capital ha caído. Se acabó. El ejército de la revolución lo ha conseguido. Me dejan marcharme a casa. Me marcho mañana a primera hora. Se acabó... No puedo creerlo. Espérame, vida mía, estoy de camino.

Guerra

jueves, 23 de diciembre de 2010

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Norte, 1-09-1936

La sangre se acelera. Las balas silban alrededor de nosotros y hierven los ánimos. En la trinchera solo quedamos  dos. Ahora uno. Preparo mi arma, esa arma que tanto odio y que tanto vale ahora, y me deslizo como una sombra dentro del hoyo.

Ahora comprendo lo que es la valentía. Un sabio me dijo una vez: "El valor se mide en la cantidad de tiempo entre que el miedo empieza a sentirse hasta que te controla por completo". Ahora lo entiendo todo. Pero solo queda una salida.

Miro a través de los resquicios de la muralla. Y pensar que esto antes era un colegio... Me siento como si estuviera traicionando mis principios, como si mi corazón, negro ahora de pólvora y dolor, intentara alentarme a hacer una temeridad. Debo hacerlo.

No busco ser un buen soldado. Solo busco poder volver junto a ella, regresar de este infierno de bombas, sufrimiento y muerte a mi hogar, donde ella me espera, estoy seguro, con su sonrisa de siempre. Al menos así la recuerdo.

Me traiciona el subconsciente. Las lágrimas al recordar lo que me pierdo en mi casa me superan y se precipitan por mis ojos. Se acabó tanto esperar.

Salgo de mi trinchera, corro hacia el horizonte, donde ya despunta el alba, con sus ojos en mi recuerdo, sus labios en mi sonrisa y su corazón latiendo junto al mío. No espero salvarme, simplemente corro para avanzar, para poder terminar de una vez con esto.

No me alcanzan. De nuevo otra trinchera. De nuevo a esperar. El sol nace, anunciando el día en el que todos podríamos morir. Otro de tantos.

Consigo encontrar a mi compañero. Está tendido en el suelo, inerte. Mi corazón se detiene en seco. Observo su mirada, fija en el cielo, donde sus ojos buscan sin ver las puertas del cielo. Se las tiene ganadas. Lo arrastro a cubierto y le cubro con su manta. El dolor se apodera de mi pecho como un perro de presa de su víctima.

Tras la trinchera, se oyen pasos. Gente que corre hacia nosotros. Disparo una y otra vez. Rostros sin nombre caen fulminados al fuego de mi arma. Cada disparo es una sentencia en contra de mi alma pero todo vale con poder llegar hasta ella.

Necesito verla, necesito saber que está bien. Es el único motivo por el que merece la pena resistir. Amar es el mayor regalo que se me pudo otorgar en este sitio, el único que mantiene mi esperanza junto a mis ganas de volver, en la morada del norte donde habita mi sueño, mi descanso y mi vida entera.

Miedo

lunes, 20 de diciembre de 2010

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Norte, 31-08-1936

El cielo se tiñe de negro mientras camino a tientas por el sendero. La luz mortuoria que circunda mis pasos me hace temblar, y el aire, frío como el hielo, atenaza mis miembros como si de cadenas se tratara.

Me muevo con el silencio como compañero, paseando como sombra entre los árboles. Se que se encuentra en algún lugar, estoy seguro. Dios, es la más amarga condena a la que me han sometido jamás.

Siento que la vida se resbala entre mis dedos, como si de fina sal se tratara; tengo que encontrarla. No puedo vivir sin ella. No puedo buscar en cada madrugada a tientas su calor. Debo traerla de vuelta a casa, debo conseguir que regrese conmigo. Hace demasiado frío ahí fuera. Necesito su calor.

La consciencia me devuelve la imagen de una mañana gris en la habitación de siempre y de nuevo, solo. Me despejo con la esperanza de encontrar en el fondo del espejo algún indicio de ella, de su tibio rostro, de sus labios de fuego. Trato de alcanzarla, pero no puedo.

Recojo mi reloj de la mesilla. Jamás me había importado el paso del tiempo como ahora, que necesito que corra y parece que se congela. Necesito verla, necesito oler su pelo, saborear sus caricias, perderme en su cuerpo.

No se porque llevo este diario, quizá para no volverme loco, ni porqué relato mis sueños en él. Solo se que sin ella me siento vacío, que soy una cáscara a la deriva en el océano de balas, de sangre y de fuego en el que se ha convertido mi mundo.

Retumban mis oídos. Todo comienza de nuevo. Un día más de esta maldita guerra sin sentido, una guerra que me lleva bien lejos, donde ya no puedo verla. Solo espero que esté bien. La echo de menos.

DQEDA(Donde Quede Estar Dos Almas)

miércoles, 26 de mayo de 2010

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Deja que la luna nos inunde con sus lágrimas de luz.
Deja que la distancia que nos separa se disipe por un momento.
Deja que por tu ventana vuele el susurro de un te quiero.
Deja que la sonrisa de tu rostro guíe mis pasos hasta tí.


Déjame que sea tu héroe de novela.
Déjame que te muestre hasta donde soy capaz.
Déjame ser tu sueño.
Déjame, déjanos escapar.

Que por tu puerta entre el camino que tengo que andar.
Que por los muros de tu encierro trepe la esperanza sin tardar.
Que el eco de mi voz llegue volando a tus oídos.
Que por tu rostro no resvale ni una lágrima más.

Escucha mis caricias, dejame que te enseñe el mundo,
ese mundo que he creado solo para tí.
Esos ríos de chocolate que tanto te gustan,
esas montañas de tus labios que voy a conquistar.

Dame el sol y las estrellas.
Dame el mar para brillar.
Dame el placer de esos ojos que me miran,
Dame tu rostro fino de cristal.

Allí donde la luz no brille,
Allí, donde la calma sea muda,
Allí, donde los sueños se rompan,
Allí, siempre me tendrás.

Desde Que Entregaste Dos Almas al fuego infinito...desde aquella y para siempre...siempre me tendrás

Sueños de Arena

martes, 13 de abril de 2010

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"  El sueño se reaviva, y entonces es cuando noto sus pisadas tras de mí."
Me siento a la orilla del mar, donde maravillado contemplo el horizonte. Un sol que no se apaga se cierne sobre las mareas, impulsando su vaivén, como si de sueño y alma estuvieran hechas.
Recorro con la vista la arena, testigo mudo y volatil de tantas historias de amor y reencuentros, de sofocantes abrazos, de besos inconfesables sobre ella.

La luz que ilumina mi rostro va perdiendose poco a poco, al compás del astro rey que se retira al encuentro de la larga noche. El sueño se reaviva, y entonces es cuando noto sus pisadas tras de mí.

Me abrazo en sus ojos y beso su rostro, que con la suavidad que lo caracteriza, se funde en una sonrisa risueña, que solo Dios sabe si es tan sobrenatural como parece. Coge mi cara con sus dedos de fina seda, y juguetea, como una niña pequeña, con ella. La mira, se ríe, pone muecas y yo me pongo a soñar. Se abraza a mi cuerpo, reposa su cabeza en mi pecho, y todo lo demás... desaparece.

El viaje

viernes, 26 de marzo de 2010

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Solo el traqueteo del vehículo es palpable para mí. Mi sueño de escapar a esta guerra cada vez se hace más inalcanzable. Un pasajero ha entrado llorando lágrimas de silencio. Me acerco a él, le pregunto que le ocurre. Con una mirada de terrible dolor me informa que su hijo ha sido apresado en el norte, mientras caminaba tranquilamente por las calles de la capital...por el ejército revolucionario. Mis peores sospechas se confirman: no podré escapar.

Aquel hombre viaja al norte para interceder en favor de su hijo e intentar salvarle del "terrible" cargo de ser profesor de universidad con ideas antirrevolucionarias. El anciano me mira, esperando palabras de consuelo con unos ojos demasiado gastados por el paso de los años. Me mira sin ver, sus ojos se han cegado junto con la libertad de su hijo. Le digo que todo irá bien, que el mundo no se acabará esta vez...Ojalá estuviera tan seguro de mis palabras. Todo lo contrario.

A ella no le puedo decir nada...ha dado tanto y renunciado a otro tanto por mí que no puedo manchar la ilusión de acabar con la guerra y vivir en paz. Se que en cuanto baje de este tren, mi sentencia de muerte estará firmada.

Ella...aún no puedo creer lo feliz que me hace esa mujer. La vida me sonrió antes de clavarme el puñal de esta maldita revelión en la espalda, antes de destruir mi hogar y mi futuro, mi porvenir y mi familia. Ella es lo que me queda, y no voy a perderlo.

Quizá encontremos la paz...pero no será antes de bajarme del tren.

Tras mi ventana

jueves, 21 de enero de 2010

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"La echo de menos."
Comienzan a caer los primeros copos de noche sobre la montaña de edificios que conforman el paisaje de mi ventana. Se pueden adivinar, tras los cristales, el mundo que me rodea día a día, en lo que fue un sueño y se convirtió en pesadilla.

Me rodeo de los escasos objetos que me quedan de mi vida pasada, una vida donde nada era importante salvo ser feliz. Poco a poco, ese universo se ha ido desmoronando a mi alrededor.


Como por azar, un pájaro vuela cerca de mi rostro, posado sobre la fría vidriera de mi habitación. Poco a poco, el día se oscurece y deja paso a una soledad de muerte y cansancio, en la que tan solo unos pocos pueden encontrar un segundo de calma, un lugar tranquilo donde descansar de un largo día.

Observo las aceras llenas de transeúntes que, como una marabunta de mentes, acorralan los pensamientos de un único ser para fundirlo con una sociedad secreta dentro de la propia sociedad.

"Se mueren los sueños", me digo a mí mismo. "Se va la vida poco a poco", susurra una voz en mi cabeza, y el corazón me pide que vuelva a empezar, que me marche y la encuentre, que viva un idílico anochecer junto a ella y no esperar más.

Poco a poco, me recuesto sobre la almohada, confidente secreta de noches de lágrimas de fuego, de desvelos de madrugadas inconclusas, testigo del marchitar de un alma que se ha ido, poco a poco, perdiendo en la tempestad. La echo de menos. La vida ya no es la vida, y no importa ya cuantos kilómetros nos separen…Se que nunca la volveré a escuchar.

Mientras me tumbo, miro el espejo. Veo a un hombre derrotado, a un hombre con unas esperanzas tan rotas como sus miembros. Le veo la vista cansada, una amarga mirada que le recorre de arriba abajo y siente un escalofrío, mientras se pregunta qué ha hecho para acabar así, presa de un mal que no entiende, que no soporta, que le apaga la vida poco a poco, pero a pasos agigantados.

Veo que se le acaban los ánimos, que se le marchita la vida, que ya no se aferra a ningún clavo ardiendo como antes, que ya no le importa morir solo, es su destino.
Mi cuerpo se funde poco a poco con mi cama, me hace presa de las ilusiones y la añoranza, y cierro los ojos, consciente de que me duermo para no despertar.

Cuando te das cuenta, la soledad te embarga y te consume, te desvela y te destruye, poco a poco, sin cesar. Está tan segura de su victoria, que te da alivio durante un tiempo, en el cual en el fondo sabes, que solo tienes que esperar.

Dedicado a tí

lunes, 4 de enero de 2010

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La madrugada se rompe en un silencio que me inspira, y observo como cae la lluvia sobre las frías calles tras mi ventana. En penumbra, cojo un papel y escribo unas cuantas lineas, despiezando poco a poco mi alma para que la reconstruyas.

Amar es un lujo que, a diferencia de otros, no reside en el poder del dinero, sino en la mas tenue de las sonrisas. Tu bello rostro aparece ante mis ojos, mientras que mis manos comienzan a crear un tapiz de sueños de tinta y papel. Tu inspiradora sonrisa deleita mi imaginación, moviendome a crear un paraíso en cada una de mis hojas dedicado explicitamente a tí.

Recorro de un vistazo el texto, lastimoso rastro de un sueño obsequiado, y te miro mientras duermes tranquila, pequeña.Y me pongo a temblar. Siento que necesito tenerte cerca, que voy a morir si no rozo tus labios aunque solo sea una vez más. Y el último pensamiento que recorre mi mente antes de abrazarte, que mis brazos recorran tu cuerpo hasta fundirse de nuevo con el mío en un abrazo iluso, es el de que tal vez, y solo tal vez, esto comienza a ser real.

el Frío Invierno

lunes, 7 de diciembre de 2009

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Observo tras mi ventana como llega, lenta y pesada, la fría brisa del terrible invierno. Las lágrimas de nieve se ciernen sobre un paisaje vacío de expresión, mientras que el corazón de los pocos lirios que asoman su bello rostro entre el manto blanquecino se apaga lentamente.

Me destroza tu ausencia, me mata el silencio de este sitio al que solía llamarle hogar. Le falta tu luz a mis tinieblas, le sobran desvelos a mis madrugadas. Quiero mirar a la luna y ver en ella un sueño inconcluso, una sonrisa itinerante, un te quiero que no cesa...

Porque ni el Infierno podrá separarme de tí...Te encontraré allí donde estés, y te traeré de vuelta, porque echar de menos a alguien no es esto...esto es morir por amar como los locos, que por locos aman y solo los locos aman tanto.

Huída

miércoles, 9 de septiembre de 2009

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Por primera vez en mi vida, siento que el mundo se nos va a venir abajo. Por primera vez, estoy asustado. Tengo miedo. En las calles se oyen ecos de una Revolución sin nombre, un levantamiento invisible contra todo lo que supone este país. No alcanzo a comprender el motivo, pero creo que tenemos que irnos de la capital, huir de falsas promesas, apariencias volátiles, porque sospecho que si nos quedamos aquí…Todo acabará mal.

Vayámonos. Quiero que vengas conmigo, que nos marchemos a un lugar donde no puedan buscarnos ni el sol ni la luna, donde no nos alcance esta ola de caos que se aproxima a nuestras vidas, donde no goteen sobre la arena lágrimas de Guerra, donde no recaigan los cielos de turbia maraña de acero sobre nuestro hogar. Escapemos hacia donde podamos vivir y morir juntos sin que nadie nos pueda encontrar.

Y en esta oscuridad presentida, la que se aproxima a todo lo que amo y conozco, tu imagen se sobrepone a todo lo demás, y es que solo tengo claro que un momento sin tu voz es como la eternidad abrasadora y destructiva en sí misma.

Por eso quiero hacerte esta pregunta, porque sé que sin ti no podré soportar el caminar incesante del tiempo, porque te quiero más que a nada, y quiero compartir mi vida con un ángel que me la ilumine como solo tú lo haces…


¿Quieres casarte conmigo?

Eternamente tuyo,
Sebastien

Con un rumbo nuevo..

jueves, 28 de mayo de 2009

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Tus ojos, mi océano. Mi verso, nuestra barca, tu alma, nuestro sol... y la brisa de una vida prisionera de tus labios mece la cuna de mi sueño mas profundo, de mi mas secreto anhelo...

Que yo llegue a pensar, que estaba en este mundo por estar...Y es que mi razón voló contigo desde que nuestras miradas se cruzaron, se entrelazaron unos destinos de almas marineras, a la deriva sobre una balsa de lágrimas, de sueños inconclusos y de noches en vela, susurrando en ellos los nombres de aquellos que, aún sin conocerlos, amabamos con la imaginación.

Hoy el viento de mi vida toma un nuevo rumbo, y se dirige hacia las tierras norteñas, donde no nos pueden encontrar, donde existe un paraíso terrenal para nosotros, donde un sueño que atenazado por la pena, pueda por fin volar. Y te llevo conmigo, hacia ese lugar idílico en el que perdernos finalmente, y no mirar atrás.
Dejaré de escribir novelas, secaré mi estilográfica. Tu escribes ahora la historia de mi vida.

No puedo evitar sonreír al pensar en todo aquello que encuentro en tí y me hace soñar. Un fugaz destello de vida asomando por una sonrisa, una caricia desprendida de tu mirada incandescente, o el suave tacto de tu piel de terciopelo, son la materia eterna de la que esta hecha los sueños.
Y aunque el dolor sacuda mi alma (han asesinado a mi amigo Federico el día 19) no hará que deje de mirarte con el rostro ilusionado, ni con la perspectiva de soñar que vivo a tu vera hasta que el último de los seres que habitan este mundo se desvanezca, y no recuerde un amor tan grande como el universo...

Una vida no es suficiente para ti y para mi...Porque nuestro amor se plasmará sobre el papel del cielo estrellado.

Sebastien

Estrella

domingo, 10 de mayo de 2009

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Mi estrella:
Dime tú que la ves, si puedes observar su sonrisa flotando en el aire, sus destellos de miradas inquietas perdiéndose en el horizonte, si eres capaz de encontrar un beso perdido en el tiempo…
Dime tu, mi estrella que en el firmamento estás fija, si eres capaz de traerla de vuelta, de llevarme junto a ella… De darle al mundo una nueva belleza, de volver mi vida de un color estival, y no de gris invierno…


Me rindo…ha ganado la partida la lógica al corazón, la razón al alma, y se ha impuesto el imperio del dolor sobre el cariño en el cosmos de mis noches en vela, susurrando en una almohada su bello nombre, hiriéndome y exhalando cada vez un lamento más profundo, al saber que nunca ha correspondido un amor tan terrible como el viento. Y es que, como la brisa, erosionó mi vida como si de firme roca se tratara…

Declaración...

miércoles, 15 de abril de 2009

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Me ilusiona la mar reflejada en tus ojos, como si dentro de una pequeña bola de cristal estuviera prisionero, y en el cual flotan mis sueños a la deriva. Solo una caricia tuya los libera, vuelan como un ave de fuego y esperanza, sobre una catarata de palabras de cariño, abrazos de terciopelo, miles de vidas que me susurran versos de amor, miles de vidas que viviría a tu lado...

Déjame que te observe...déjame recrear un sueño de niñez en el reflejo de tu mirada...brilla como el nácar sobre la arena, orilla del mar de ilusiones perdidas, sobre la que navegamos en un verso eterno, sin ti no hay mi...no hay nada…

La luna descansa sobre su lecho de azahar y algodón, observando, rencorosa, el tibio rostro de la gracia divina hecha mujer...Y tu rostro recortado contra las estrellas del horizonte, dándote un aire sobrenaturalmente bello, de gesto infinitamente angelical, solo visible por una vida que nunca haya visto una estrella fugaz desde tan cerca...podría verla reflejada en el fondo de tus ojos..
En el aire flotaba un crisol de sensaciones, mientras que la brisa estival acariciaba nuestros rostros, que con prosaica irrevocabilidad, se sonreían...amándose con los ojos, con el alma encendida de tanto soñar...

Prólogo

lunes, 30 de marzo de 2009

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Me siento ante una hoja de papel, cojo una pluma y comienzo a rasgar mis pensamientos, como quien poco a poco desgarra pedazos de su alma para ir poco a poco reconstruyéndola...

Hace tanto que vivo en un abismo...busco un amanecer que no llega, una sonrisa que no se plasma en un rostro que apenas consigo distinguir...y cuando parece que consigo llegar al borde del profundo barranco, vuelvo a caer...Sigo sin vivir en una condena de besos de miel, de caricias de terciopelo, de un sol que me mira desde lo más profundo del brillo de tu cabello...Es demasiado tarde quizá para volver a soñar, volver a ser un crío y retomar una vida que se desvirtuó por una solitaria mirada...Pero marca mas una mirada que un sello ardiendo sobre mi piel. Una mirada que ahora mismo me mantiene prisionero de tus sueños, y mi boca busca a tientas un manantial de versos eternos, lazarilla de tus labios, a la vez que estos se alejan cuanto más se hayan deseado...

Es un infierno, el no poder decirte que te quiero solo para mí, el temor a que descubras una verdad tan grande como el universo, y es que vivo prendado de la ultima luz de mi atardecer...

Carta hallada en el diario de Sebastien

Contraportada

domingo, 8 de marzo de 2009

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Todo se inició con una mirada…El camino de su destrucción comenzó con una sonrisa en los tibios labios de su juventud. Se quedó prendido de la luz irradiada por aquellos ojos que brillaban como el fuego, aquel cabello que caía sobre sus hombros y se precipitaban por su espalda como si de una tenue lluvia se tratase.

Era imposible describir aquella mirada, aquella sensación que producían los rayos de sol que se generaban en cada parpadeo, como era imposible también ocultar el encanto que desprendía aquella expresión de belleza sobrenatural.

La siguió, corriendo como un poseso por las calles frías, pero la perdió de vista como se olvida un sueño en la vigilia, e ignorando si volvería a ser testigo de fenómeno semejante, maldijo su suerte y se sumió en una tristeza sin igual. No obstante, a la noche siguiente, volvía a estar allí, como si lo esperase, volvió a mirarlo y posó en aquellos ojos aún incrédulos su mirada de terciopelo. Se le acercó, casi flotando por el aire, y le susurró al oído bellos versos de amor incomprendido, sabiendo que el corazón de aquel hombre le pertenecería para siempre. Para él, sería su musa; para ella, su vida y su descanso; para ellos, un amor eterno más allá de la muerte...